miércoles, 25 de abril de 2012

Adiós a Josep Maria Berenguer

Adiós a un editor comprometido
   Este año está siendo realmente duro para el noveno arte en cuanto a pérdidas, especialmente en nuestro país. Irónicamente, el Día del Libro nos ha dejado una parte importante de la historia del mundo del tebeo: el editor, divulgador y activista cultural Josep Maria Berenguer, el fundador de la emblemática revista El Víbora y de la editorial del underground por excelencia, La Cúpula.

   Josep Maria Berenguer (Barcelona, 1944-2012) era un referente internacional del mundo del cómic y uno de los renovadores de la industria desde la Transición, cuando publicó la revista El Víbora. Estudió Bellas Artes y en los años sesenta y setenta, se ganaba la vida como fotógrafo e ilustrador freelance, además de participar en algunas exposiciones de pintura y de fotografía y de diseñar y construir lo que él llamaba “cúpulas geodésicas”. Gracias a sus diversos viajes por Estados Unidos, conocía de primera mano la cultura underground, tanto los comics como la literatura de Jack Kerouac o Allen Grinsberg. A finales de los años setenta, se cruzó con el editor de cómics Josep Toutain y colaboraban en el boletín de la asociación de vecinos de esta localidad, El Enterao. Cuando Berenguer le explicó a Toutain que quería fundar una revista de artes visuales, hablando de pintura, ilustración, cine, fotografía y cómics, éste le respondió que le dejaba el dinero si lo empleaba para editar una revista de historietas.

   Y así, en 1979, nacía El Víbora, una publicación comprometida, contracultural, urbana e independiente, que se convirtió en un referente para más de una generación de lectores y de autores, donde publicaron algunos de los mejores creadores de la historieta nacional e internacional, y que apostó por los cómics de calidad, personales, aportando una pequeña gran revolución a la industria de la historieta española, y dando a conocer a creadores de la escena independiente de todo el mundo. La Cúpula, la editorial de Berenguer, publicó otras revistas, como Makoki (1982), Kiss Comix (1991) o Claro que sí Cómics (2005), y nos hizo llegar autores como Shelton, Crumb o König. Berenguer, además, estaba especialmente motivado con la promoción y divulgación de la historieta, participando en diversas actividades, como concursos, charlas y debates.

   Una pérdida difícilmente reemplazable. Hasta siempre, maestro.

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