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Mal día para ser Juez |
Este pasado viernes llegó a nuestras pantallas Dredd, la nueva adaptación de uno de los iconos del cómic moderno, Juez Dredd, personaje creado por John Wagner y Carlos Ezquerra para la no menos mítica revista británica 2000 AD. Y el veredicto es favorable. Muy favorable.
No desvelaremos nada relevante del argumento, que se basa en el esquema clásico de poli veterano enseña a poli novato, un esquema sencillo pero que el casi debutante Pete Travis resuelve con eficacia y oficio. Si diremos que la ambientación está muy conseguida, desde Mega-City a los Mega-Bloques (en uno de ellos se desarrolla la acción de la película), todo ello con un (des)cuidado aspecto de suburbio y decadencia general, con sus bandas, sus drogas de diseño y superpoblación. Poco malo y mucho bueno que decir sobre la fotografía o el diseño, ya sea de vestuario o de attrezo (si nos ponemos quisquillosos, tal vez nos hubiera gustado una moto más molona).
En cuanto a los actores, todos cumplen su cometido, desde los secundarios hasta los principales, y aquí se nota bastante la mano de los autores originales (Wagner y Ezquerra), que constan en los créditos del guión junto a Alex Garland (28 días después). El trío principal sobre el que pivota la historia ejecuta su papel con sobrada eficacia. Para empezar, tenemos a Olivia Thirlby en el papel de Juez Anderson, una novata con cara de ángel, dulce y compasiva pero que puede ser dura e implacable si la ocasión lo requiere. De segundo plato tenemos a la veterana Lena Headey (Gorgo en 300 o Cersei en Juego de Tronos), que encarna a Ma-Ma, una despiadada jefa de clan mafioso que nos hace recordar a la legendaria e implacable Ma Baker. Y el personaje principal, el Juez Dredd, cae en manos de otro experto en cine fantástico, Karl Urban (Eomer, Bones McCoy), en un papel poco agradecido desde el punto de vista actoral ya que no se saca el casco en ningún momento (otro punto a favor de esta adaptación, coherente con el cómic original), pero que cumple con sobrada eficacia.
Un film que gustará a los fans del cómic, tanto por estética como por contenido, duro, sangriento y visceral (tal vez un poco falto de sarcasmo y cinismo, que tampoco hubiera estado mal). Y aunque no solemos ser muy partidarios, recomendamos su visionado en 3D. Eso si, traed el delantal de casa, para estar a salvo de las salpicaduras.