Un viaje de ida y vuelta |
Tras un complot que acaba con la vida de la mayor parte de los superhéroes, Estados Unidos es ahora un territorio devastado y dividido en varios reinos gobernados con mano de hierro por diferentes villanos que se han repartid el país. Ya nada queda de la época dorada de antaño, y los pocos héroes supervivientes permanecen ocultos, se dedican a trabajos clandestinos o reniegan de su pasado. Este es el caso de Logan, reconvertido a granjero y que ahora es un simple vasallo de Hulk y su progenie, amos de las tierras que cultiva. Su simple y rutinaria existencia dejará de serlo tras la visita de un viejo amigo, Ojo de Halcón, que tiene que atravesar el país para realizar una entrega y le necesita como copiloto y compañero. Tal vez ha llegado el momento de volver a sacar las garras y desenterrar a Lobezno...
Este es el punto de partida de Lobezno: El viejo Logan, una excelente obra con guión de Mark Millar y dibujo de Steve Mcniven. Lo que nos ofrece Millar en este cómic es una visión oscura y retorcida del mundo futuro de los superhéroes, con tintes postapocalípticos, narrada a trepidante ritmo de road movie y con un tono de western crepuscular, en la que abundan las referencias a grandes clásicos del cine y de los tebeos. En El viejo Logan se dan cita la melancolía y violencia desatada de Sin perdón, la brutalidad de un futuro desencantado de Mad Max y Juez Dredd, el horror caníbal y mutante de Las colinas tienen ojos y Sólo un peregrino. Si además añadimos a un Logan atrapado por el peso de la culpa, que retiene en su interior al Lobezno más salvaje como si fuera una peligrosa bomba capaz de estallar en cualquier momento, nos encontramos ante una historia que, aunque sabemos hacia donde nos conducirá, nos hace disfrutar de cada momento del viaje. Y para disfrutar del paisaje, contamos con el arte de McNiven, que ya había trabajado antes con Millar en la saga marveliana Civil War, con un dibujo detallista e hiperrealista, con un trazo vigoroso y dinámico que luce espléndido en las escenas de acción, que no son pocas.
En conclusión, en Lobezno: El viejo Logan nos encontramos con un What if... fuera de la continuidad marvelita que gustará tanto a conocedores del personaje y del mundo Marvel como a aquellos que tan sólo conozcan cuatro pinceladas, y que apetece releer tanto para volver a disfrutar de la historia como para deleitarse en el arte que destilan sus viñetas. Sin duda alguna, un impresindible.
Este es el punto de partida de Lobezno: El viejo Logan, una excelente obra con guión de Mark Millar y dibujo de Steve Mcniven. Lo que nos ofrece Millar en este cómic es una visión oscura y retorcida del mundo futuro de los superhéroes, con tintes postapocalípticos, narrada a trepidante ritmo de road movie y con un tono de western crepuscular, en la que abundan las referencias a grandes clásicos del cine y de los tebeos. En El viejo Logan se dan cita la melancolía y violencia desatada de Sin perdón, la brutalidad de un futuro desencantado de Mad Max y Juez Dredd, el horror caníbal y mutante de Las colinas tienen ojos y Sólo un peregrino. Si además añadimos a un Logan atrapado por el peso de la culpa, que retiene en su interior al Lobezno más salvaje como si fuera una peligrosa bomba capaz de estallar en cualquier momento, nos encontramos ante una historia que, aunque sabemos hacia donde nos conducirá, nos hace disfrutar de cada momento del viaje. Y para disfrutar del paisaje, contamos con el arte de McNiven, que ya había trabajado antes con Millar en la saga marveliana Civil War, con un dibujo detallista e hiperrealista, con un trazo vigoroso y dinámico que luce espléndido en las escenas de acción, que no son pocas.
En conclusión, en Lobezno: El viejo Logan nos encontramos con un What if... fuera de la continuidad marvelita que gustará tanto a conocedores del personaje y del mundo Marvel como a aquellos que tan sólo conozcan cuatro pinceladas, y que apetece releer tanto para volver a disfrutar de la historia como para deleitarse en el arte que destilan sus viñetas. Sin duda alguna, un impresindible.