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Una novia muy posesiva |
De la mano de Norma llega I am a hero, un magnífico manga del hasta ahora desconocido en nuestro país Kengo Hanazawa. Y podemos decir sin ninguna duda que lo hace por la puerta grande, presentándonos una historia de zombis bien dibujada y acompañada por un guión bastante original construido sobre unos cimientos sólidos.
Y el principal ingrediente de esos cimientos son sus personajes, en especial su protagonista. Hideo es la antítesis del héroe, un hombre anodino y mediocre, que busca triunfar en la industria del manga pero que no pone el suficiente empeño en su trabajo, y cuya vida personal es también desastrosa. La principal virtud de Hanazawa es que consigue que nos fascinen las aventuras (más bien desventuras) de un tipo corriente, y ese mérito se debe a que el autor se toma su tiempo para definir no sólo al protagonista, sino también al tapiz que a su alrededor tejen los personajes de su entorno, ya sean jefes, vecinos, compañeros de trabajo o amigos. Hanazawa los define a todos ellos con detalle, y el relato de la vida cotidiana del protagonista ayuda a que el horror que se desatará más tarde nos parezca aún más aterrador, delirante y verídico.
Esta es otra de las agradables sorpresas de I am a hero, ya que en un género tan sobreexplotado como el de los zombis (o infectados, si lo preferís así), poca cabida hay ya precisamente para la sorpresa. Hanazawa nos presenta unos resucitados atípicos, aparentemente incansables y dotados de una extraña elasticidad que les permite retorcerse como si fueran de goma, capaces de hablar y de reconocer a las personas de su antiguo entorno social. También nos muestra el avance de la epidemia de forma gradual, pero que avanza ante nuestros ojos de forma lenta e inexorable, y usa los zombis como excusa para mostrarnos cuan frágil es nuestra sociedad y lo cerca que está del desastre absoluto y del apocalipsis (un tema que, por motivos obvios, la cultura japonesa sabe mostrar como ninguna otra).
Hanazawa nos muestra la lenta descomposición de la sociedad y la triste condición de la naturaleza humana con un dibujo realista y clásico que, sin renunciar a los trazos que le caracterizan como manga, si que huye de los estándares comerciales actuales, lo cual le permite llegar al público que, por prejuicios, no se acerca a este tipo de obras. Y es que las etiquetas de origen, ya se trate de tebeo, cómic o manga, saltan por los aires cuando un historia es, simplemente, buena, como es el caso de I am a hero.