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| Mujeres, balas y tentáculos |
La sombra de Lovecraft es alargada e inmortal, pues tras crear toda una mitología repleta de horrores cósmicos y reptantes que se convirtió en una piedra angular y un icono, ésta se ha proyectado desde entonces de forma tentacular sobre toda la cultura y todas las artes. Evidentemente, esta influencia también ha llegado a la ilustración y los cómics, y la lista de autores que han caído bajo su embrujo es extensa: Breccia (padre e hijo), Corben, Druillet, Giger, Mignola...
Ahora le toca el turno a una de las parejas de autores más en forma del panorama actual, Ed Brubaker y Sean Phillips, que se ponen manos a la obra para darnos su particular visión de los horrores lovecraftianos con la serie Fatale (candidata a los Eisner de este año), de la cual Panini acaba de publicar el primer arco argumental, La muerte me persigue. Y lo hacen ofreciéndonos una historia policíaca, al más puro estilo de la novela negra, pero que esconde toda una red de horrores indecibles, con sectas y adoradores de seres de otras dimensiones, y con una serie de personajes muy bien perfilados, entre los que destaca Josephine, una bella mujer que arrastra su condición de femme fatale como una maldición, marcando su propio e inevitable destino, y también el de los demás, con la sombra de la fatalidad y la muerte.
Estamos ante un cómic lovecraftiano en el que la intriga se desgrana lentamente, en el que los monstruos son secundarios (pero no por ello menos importantes ni menos eficaces en cuanto a recurso narrativo) y en el que la atmósfera de misterio es tan densa que casi se puede palpar. Si el camino no se tuerce, estamos ante un cómic imprescindible y un futuro clásico del género fantástico.
