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Diario de una arribista |
El libro de los insectos humanos tiene como eje principal al personaje de Toshiko Tomura, una femme fatale sin ningún tipo de escrúpulos, y sobre ella, sus motivaciones, sus relaciones personales y las diversas maquinaciones (propias y ajenas) en las que se ve involucrada pivota toda la historia. Toshiko tiene una extraña habilidad, que aprovecha a lo largo de su vida en beneficio propio, y es la de mimetizar las habilidades de quienes la rodean, y apropiarse luego de ideas, proyectos y obras de esas personas. Sin caer en la misoginia, un recurso fácil dado el tono del relato y el tipo de personaje, Tezuka nos presenta a Toshiko como una superviviente carente de moral que sabe adaptarse a cualquier situación y que no puede evitar ser como es, ya que está en su naturaleza. Sin embargo, es más duro con aquellos que la rodean, sean víctimas o parásitos, y el catálogo de insectos que se cruzan en su camino incluye a oportunistas, infelices, corruptos, degenerados e incluso a polillas que, aún sabiendo cual es su naturaleza, no pueden evitar sentirse atraídos por ella y acaban cayendo en sus redes.
El libro de los insectos humanos es puro noir, con un personaje bien construido que tiene ecos del Ripley de Patricia Highsmith y especialmente de la Estella de Dickens pero que brilla con luz propia, construyendo así un clásico que se lee y relee con interés y avidez gracias al talento de uno de los mejores narradores que ha dado la historia del cómic, Osamu Tezuka.