jueves, 19 de mayo de 2011

LJP: Atomic Robo

Atomic Robo, con un dinosaurio juguetón
   ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Puede que si o puede que no, pero si son como Atomic Robo, tienen un repertorio de chistes que podría competir con el de Peter Parker. ¿Qué hace a este cómic tan especial? Intentaremos desvelarlo en este artículo.

Un cacharro con carisma
   Atomic Robo es un androide creado en 1923 por Nikola Tesla. Desde entonces se ha dedicado a investigar todo tipo de sucesos extraños y a defender a la Humanidad de las más extraordinarias amenazas. Y siempre sin perder ni un ápice de humor. Valiente como el Capitán América, pero sin ser tan estirado; gracioso como Spiderman, pero más gamberro; impulsivo como Hellboy, pero sin cuernos. A Atomic Robo le encanta meterse en problemas y resolverlos a golpes, de ingenio o de sus puños. Y es terriblemente adorable.

El más puro estilo pulp
   Las historias de Atomic Robo son pura aventura. No se pierden en mensajes grandilocuentes. Ni lo pretenden, pues sólo buscan que pasemos un rato divertido, disfrutando del espectáculo. En la función nos ofrecen todos los malos típicos de folletín: nazis, momias, insectos gigantes, genios malvados y bichos de otra dimensión.  Y cuentan con secundarios de postín, como Carl Sagan o Lovecraft.

Un cómic actual de los de antes
   El dibujo de Scott Wegener es de línea clara, elegante, al más puro estilo de las series de animación modernas, que sin ser espectacular es tremendamente eficaz y dinámico. Gran parte del peso de la obra recae  en las frescas y divertidas historias que nos narra su guionista, Brian Clevinger, el principal responsable de que Atomic Robo tenga un regusto ingenuamente retro (o vintage, si os gusta más ese termino), sin dejar de ser actual. Ambos fueron nominados a un premio Eisner el año 2008 por esta serie. Todo llegará...

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