Una historia con sabor a clásico |
Batman: Arquitectura mortal, obra escrita por Chip Kidd y dibujada por Dave Taylor, es una historia atípica de nuestro murciélago favorito. O al menos lo es si la comparamos, en cuanto a tono y atmósfera, con las que últimamente se narran y se construyen alrededor de ese icono moderno que es Batman.
Chip Kidd sitúa su historia en los inicios de la carrera de nuestro héroe y es más un relato de misterio e investigación al más puro estilo de novela negra que uno de superhéroes. La intención del guionista no es recrear la enésima versión del enmascarado, sino que disfrutemos de un Batman original, el de la etapa clásica, tal y como lo crearon y concibieron Bob Kane y Bill Finger. Y ciertamente lo consigue. También da protagonismo a Gotham, ciudad que se convierte en el marco ideal para este relato que mezcla corrupción política y urbanismo desenfrenado, con cierto aire de crítica a esos arquitectos, deseosos de grandes proyectos, para los que la forma tiene más importancia que el fondo, y que prefieren que un edificio sea bello antes que funcional o útil.
Los lápices de Dave Taylor contribuyen a lograr esa atmósfera retro que Kidd pretende crear, gracias a un estilo de dibujo de corte clásico, claramente influenciado por Alex Toth (como el mismo autor confiesa en el cuaderno de bocetos que se incluye al final del libro), y al estar realizado enteramente a grafito (con algún que otro retoque posterior por ordenador). El diseño de personajes es también respetuoso con la iconografía clásica, aunque pasada por su tamiz, y especialmente brillante es el diseño del nuevo villano, Exacto, con un diseño entre steampunk y art decó que nos recuerda al Rocketeer de Dave Stevens.
Batman: Arquitectura mortal es un buen cómic de aventuras, como los de antes, que tal vez descolocará a los nuevos fans de Batman, más acostumbrados a la acción desmedida y a cierta violencia gratuita, pero que reconciliará a los más veteranos con el personaje gracias a una historia con marcado e intencionado sabor a clásico.
Chip Kidd sitúa su historia en los inicios de la carrera de nuestro héroe y es más un relato de misterio e investigación al más puro estilo de novela negra que uno de superhéroes. La intención del guionista no es recrear la enésima versión del enmascarado, sino que disfrutemos de un Batman original, el de la etapa clásica, tal y como lo crearon y concibieron Bob Kane y Bill Finger. Y ciertamente lo consigue. También da protagonismo a Gotham, ciudad que se convierte en el marco ideal para este relato que mezcla corrupción política y urbanismo desenfrenado, con cierto aire de crítica a esos arquitectos, deseosos de grandes proyectos, para los que la forma tiene más importancia que el fondo, y que prefieren que un edificio sea bello antes que funcional o útil.
Los lápices de Dave Taylor contribuyen a lograr esa atmósfera retro que Kidd pretende crear, gracias a un estilo de dibujo de corte clásico, claramente influenciado por Alex Toth (como el mismo autor confiesa en el cuaderno de bocetos que se incluye al final del libro), y al estar realizado enteramente a grafito (con algún que otro retoque posterior por ordenador). El diseño de personajes es también respetuoso con la iconografía clásica, aunque pasada por su tamiz, y especialmente brillante es el diseño del nuevo villano, Exacto, con un diseño entre steampunk y art decó que nos recuerda al Rocketeer de Dave Stevens.
Batman: Arquitectura mortal es un buen cómic de aventuras, como los de antes, que tal vez descolocará a los nuevos fans de Batman, más acostumbrados a la acción desmedida y a cierta violencia gratuita, pero que reconciliará a los más veteranos con el personaje gracias a una historia con marcado e intencionado sabor a clásico.
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