Un mundo de historietas |
La revista de historietas, el tebeo propiamente dicho, que en nuestro país tuvo su momento de auge a mediados de los setenta para caer de forma vertiginosa a principio de los noventa, es para algunos un medio muerto y que ya no tiene razón de existir. Pero en un medio tozudo por naturaleza como es el del cómic, esa verdad a medias actualmente está bastante lejos de la realidad.
En el campo del humor y la sátira (política o no) tenemos el brillante caso de El Jueves, al que acompañan otros modelos, como serían Amaniaco, Tmeo o la más reciente Mongolia, herederas de revistas tan emblemáticas como La Codorniz, Por Favor o El Papus. Y en el caso del terror o la fantasía, nos encontramos con publicaciones como el fanzine monográfico Dosdé, la revista Cthulhu (de la que no hace mucho comentábamos una antología de relatos), o El Arca de las Historietas, de la que acabamos de recibir una nueva entrega (100 páginas repletas de buen cómic).
Y es que las revistas de cómic, ya sea con historias completas o con su continuará, son necesarias para el medio. No sólo por tener un público fiel, que gusta de la variedad de estilos y que busca un producto de lectura (y relectura) rápida, sino que además sirven como banco de pruebas para autores noveles, como aparador de los nuevos talentos que serán los profesionales de un futuro (esperemos) próximo. Son, en definitiva, una muestra de que el medio sigue vivo y goza de buena salud.
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