Basado en hechos reales |
Existen obras que pasan por las librerías casi de puntillas, discretamente y sin hacer ruido, como si no quisieran molestar. Son libros de portadas modestas, sin colores llamativos y carentes de toda espectacularidad comercial, que por desgracia suelen pasar desapercibidos a la mayoría de los lectores. Y perdidas en la marejada de novedades que recibimos cada semana, podemos llegar a ignorarlas y así perdernos grandes obras, como es el caso de El asesino de Green River.
El asesino de Green River es una novela gráfica policíaca basada en hechos reales. Narra las vivencias de Tom Jensen, detective que dedicó veinte años de su vida para encontrar a Gary Leon Ridgeway, un asesino en serie responsable de la muerte de más de cuarenta personas. Escrita por el periodista Jeff Jensen, hijo del protagonista y por lo tanto testimonio directo de lo acontecido, la obra es la historia no de una obsesión (aunque está muy cerca de ello), sino de la decidida determinación de un hombre por encontrar al culpable de los asesinatos y hallar una explicación lógica a tanta mortandad.
Esta es la principal virtud de El asesino de Grenn River. El relato no se nos presenta como la típica novela problema, en la que se nos brindan pistas para averiguar quien es el culpable (al estilo de Torso), ni es la biografía de un psicópata ni la radiografía de sus motivaciones (como en From Hell, próxima a ser reeditada en nuestro país). Aquí no encontraremos duelos de mentes maestras, de Sherlock contra Moriarty, sino la historia real de un detective tenaz enfrentado a un asesino gris, un hombre sencillo y corriente incapaz de frenar su impulso homicida. Tal es el horror cercano y cotidiano que nos relata El asesino de Green River, pues a veces la única causa que existe para explicar el Mal es que éste simplemente existe, sin necesidad de razón alguna más.
El arte de Jonathan Case encaja a la perfección para una historia de este estilo. Desde el punto de vista narrativo, su secuenciación es más que correcta para una obra repleta de flashbacks, de idas y vueltas, en la que podríamos perdernos fácilmente pero que él consigue que podamos seguirla sin sobresaltos. En cuanto a su dibujo, de estilo claro y eficaz, sin ser espectacular, huye de toda escabrosidad (un recurso que podría ser fácil en una historia de este tipo) y retrata a la perfección no sólo a los protagonistas y su evolución a través del tiempo, sino también consigue transmitirnos sus emociones y sus sentimientos.
El asesino de Green River, a pesar de su modestia y su discreta aparición en nuestras librerías, es una gran novela gráfica imprescindible, justamente ganadora del Premio Eisner 2012 a la mejor obra basada en hechos reales.
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