Diario de una arribista |
Hace casi un par de meses nos hacíamos eco de la próxima publicación por parte de Astiberri de El libro de los insectos humanos. Y no es para menos, pues siempre es motivo de alegría que alguien decida editar obras clásicas, más si se trata de un autor como Tezuka, un verdadero maestro que por desgracia sigue siendo un auténtico desconocido en nuestro país, tanto por aquellos que abominan del manga como incluso entre algunos de los que se declaran verdaderos mangakas, lo cual es aún más grave.
El libro de los insectos humanos tiene como eje principal al personaje de Toshiko Tomura, una femme fatale sin ningún tipo de escrúpulos, y sobre ella, sus motivaciones, sus relaciones personales y las diversas maquinaciones (propias y ajenas) en las que se ve involucrada pivota toda la historia. Toshiko tiene una extraña habilidad, que aprovecha a lo largo de su vida en beneficio propio, y es la de mimetizar las habilidades de quienes la rodean, y apropiarse luego de ideas, proyectos y obras de esas personas. Sin caer en la misoginia, un recurso fácil dado el tono del relato y el tipo de personaje, Tezuka nos presenta a Toshiko como una superviviente carente de moral que sabe adaptarse a cualquier situación y que no puede evitar ser como es, ya que está en su naturaleza. Sin embargo, es más duro con aquellos que la rodean, sean víctimas o parásitos, y el catálogo de insectos que se cruzan en su camino incluye a oportunistas, infelices, corruptos, degenerados e incluso a polillas que, aún sabiendo cual es su naturaleza, no pueden evitar sentirse atraídos por ella y acaban cayendo en sus redes.
El libro de los insectos humanos es puro noir, con un personaje bien construido que tiene ecos del Ripley de Patricia Highsmith y especialmente de la Estella de Dickens pero que brilla con luz propia, construyendo así un clásico que se lee y relee con interés y avidez gracias al talento de uno de los mejores narradores que ha dado la historia del cómic, Osamu Tezuka.
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