Ayer, festivo en Catalunya, no pude evitar el impulso de ir al estreno de Transformers 2. Cuando inicié este blog, tomé la decisión de recomendar y hablar sólo sobre lo que me gustaba o me parecía aceptable. Hoy rompo esa tradición.
La historia
Después de la victoria sobre los Decepticons, y tras comprobar la amenaza que suponen para La Tierra, se crea el grupo de acción NEST. Este grupo de intervención, formado por Autobots y humanos, se dedica a eliminar a los robots malignos y ocultar la verdad al resto de la humanidad. Todo va perfectamente hasta que los Decepticons descubren que aún existen fragmentos del Cubo, con los que planean recuperar a Megatrón y ejecutar la venganza de El Caído, uno de los primeros Transformers malvados.
El planteamiento es prometedor, y de hecho el inicio de la película es bueno. Y no nos engañemos, tampoco pedíamos mucho más. Lo que uno espera al ir a ver Transformers 2 es encontrarse muchos robots, mucha acción y, además, mucha acción entre robots. Y de eso hay un rato, pero la película dura más de dos horas y el director es Michael Bay. O sea, es como comer unos canelones gratinados recubiertos de parmesano y bañados con una excelente bechamel y cuando ya llevas casi la mitad, encuentras en el relleno el anillo de tu abuela muerta hace tres años. Si encima te obligan a comerlos a cámara lenta mientras el plato da vueltas a tu alrededor, la vomitera está asegurada (si, son planos made in Michael Bay, pero estaría bien que alguien le pusiera freno alguna vez).
Y es que el relleno es el problema de esta secuela. Alterna escenas impresionantes con momentos absolutamente ridículos, lo que provoca que la trama principal se pierda en una sinrazón de situaciones más propias de American Pie 7 que de un filme de acción. Chistes repetitivos al más puro estilo Pajares y Esteso, una obsesión preadolescente por el sexo (eso también es de Pajares y Esteso) y una nada velada propaganda del PYSEA (Poderoso Y Sagrado Ejército Americano), hacen que en bastantes momentos uno no sepa muy bien que tipo de película esta viendo.
Un último apunte sobre la precisa documentación del guión. Los protagonistas recorren la distancia entre Petra y las Pirámides de Gizeh (unos 400 Km) con una tartana parecida a un Simca 1200 en menos de una hora y sin pasar por Israel. Con un coche así, ¿quién necesita un Autobot?
Los actores
Aunque no lo parezca, esta película tiene actores. Y los buenos son todos digitales. De los de carne y hueso, destaca recién salida de un catálogo de lencería Megan Fox, que intenta, sin conseguirlo, superar los niveles interpretativos de Jessica Alba en Los 4 Fantásticos. Además sale esa promesa del cine, ese melón sin abrir que se llama Shia LaBeouf. No nos podemos olvidar de John Turturro (mucho menos después de ver su enorme y peludo c*l* en cinemascope) que sin papel, sin guión y sin director que lo controle campa a sus anchas haciendo todo tipo de tontadas. Y para que queden más vistosas, le ponen un compañero, pues ya se sabe que las tonterías en pareja lucen más.
La acción
Mucha, mucha acción. Con unos efectos excelentes y un sonido espectacular, es en algunos momentos soberbia. Y este es el pecado de Michael Bay, un director que jamás entenderá que a veces menos es más. Sin duda, si rodara otro tipo de cine, insistiría en ponerle a Nacho Vidal una prótesis en salvesealaparte.
En resumen
Transformers, la primera, me sorprendió gratamente. Eso se debió tal vez a que no esperaba nada y por lo tanto no salí decepcionado. Transformers 2 no tiene, a nivel de guión ni de actuación ni de humor, la misma calidad que su predecesora. El exceso la pierde irremediablemente y resulta indigesta. Los de estomago de acero pueden dormir tranquilos, que con la recaudación conseguida es más que probable una tercera entrega (los postres, una pequeña oblea de menta recubierta de una fina capa de chocolate ¿no?).
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