Un extraño en tierra extraña |
Uno de los tandems más interesantes de los últimos años en el mundo del cómic es sin duda el formado por el guionista Brian Azzarello y el dibujante Eduardo Risso, autores de la celebrada obra 100 Balas. Ahora, de la mano de ECC, nos llega su última colaboración, Spaceman.
La historia de Spaceman se desarrolla en un mundo futuro, pero bastante cercano al nuestro. La visión que Azzarello nos brinda de nuestro porvenir es claramente cyberpunk, pero más cercano al descrito por Jack Womack en sus novelas (Ambiente, Terraplane), tanto en el aspecto social como en el lenguaje, que al universo de luces de neón de Gibson. Aquí la Tierra está parcialmente inundada debido al calentamiento global, y sólo los que se lo pueden permitir (las clases adineradas) viven en terreno seco, mientras el resto se deben conformar con sobrevivir entre la chatarra anegada del viejo mundo.
Y es en este mundo de deshechos donde vive el antihéroe de nuestra historia, Orson, un antiguo spaceman, el resultado de un experimento genético secreto de la NASA cuya finalidad era crear seres que pudieran viajar hasta Marte y colonizarlo. Pero por desgracia, ni Orson ni ninguno de sus "hermanos" jamás pisaron Marte, ya que el experimento acabó en escándalo y el programa espacial desmantelado. Ahora es un ser solitario, desubicado y marginado, ya que su grotesco aspecto simiesco le dificulta vivir con normalidad entre los humanos. Pero todo su mundo cambia cuando encuentra casualmente a la huerfana Tara, una de las niñas protagonista del reality-show de más éxito planetario y que acaba de ser secuestrada. A partir de ese momento, Orson luchará por proteger a la niña (con la que se siente identificado) de todo mal, en una historia de intereses cruzados en la que él no es más que un simple peón.
El dibujo de Risso acompaña a la historia en todo momento, tanto en el aspecto gráfico como en el de narrativa secuencial. Muchas son las influencias de Risso, desde Miller a Mignola, sin embargo no podemos dejar de mencionar la más cercana, la del grande Alberto Breccia. Y como todos los buenos dibujantes, Risso bebe de esas influencias y crea su propio estilo, con su sello personal e intransferible, elegante, sintético y lleno de claroscuros.
Spaceman es una buena historia de género negro, enmarcada en un mundo futurista y cargada de crítica social y melancolía, que invita a la relectura para detenerse en los detalles de la historia, tanto visuales como de argumento.
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